El embarazo es una etapa de grandes cambios en nuestro cuerpo – sobre todo a nivel hormonal. Aunque los altos niveles de progesterona y estrógenos suelen manifestarse en nuestra piel y peso, es esencial recordar que también tienen sus efectos en órganos y zonas de nuestro cuerpo que solemos olvidar: una de ellas es nuestra boca. En el blog de hoy te traemos los problemas dentales más comunes en embarazadas y te ayudamos a evitarlos:

¡OJO CON LAS ENCÍAS!

Como ya hemos dicho, los cambios durante el embarazo se deben principalmente al aumento de la progesterona y estrógenos en nuestro cuerpo. Uno de los efectos inmediatos de estas hormonas es el aumento de irrigación sanguínea – una de las razones por las que las mujeres embarazadas notan los pies hinchados. ¿Qué efecto tienen estás hormonas en nuestra boca? Notaremos una mayor inflamación en nuestras encías y sangrado durante el cepillado. Este problema se conoce como gingivitis y es especialmente común durante el segundo y tercer mes de gestación.

¿Cómo lo podemos evitar? Antes de la aparición de cualquier síntoma, es esencial mantener una higiene bucal correcta y cepillarse los dientes después de cada comida y antes de irse a dormir. El cepillado debe de ser largo y con un cepillo de dureza media para evitar la irritación de la zona. Haz hincapié en la lengua, la gran olvidada, ya que muchas de las bacterias se acumulan en esta zona e intenta utilizar un dentífrico que contenga flúor para una mayor protección. Utiliza hilo dental para eliminar cualquier resto entre los dientes.

¡Aviso! Con los nuevos cambios en nuestro cuerpo, es posible que experimentemos nauseas o rechazo hacia nuestra pasta de dientes habitual y es muy fácil descuidarse en la higiene. Intenta probar distintas pastas de dientes hasta dar con una que te resulte agradable o acude a nosotros para que te recomendemos una de sabores menos agresivos y con los mejores activos.

La dieta también es importante: evita los carbohidratos e intenta incorporar alimentos ricos en Omega-3 (como el aguacate, los frutos secos y el pescado azul), vitaminas C y D, antioxidantes y fibra (estos tres últimos son sinónimos de frutas y verduras).

Si los síntomas ya han aparecido: acude inmediatamente al dentista. Te aconsejaremos sobre la mejor forma de mejorar la gingivitis y tus hábitos higiénicos y dietéticos.

SI VA A PEOR…

La gingivitis es el resultado de un aumento de placa bacteriana o sarro en nuestros dientes. A menudo, una limpieza dental es suficiente para rebajar los niveles de sarro, pero si no se trata, esta placa puede dar lugar a problemas más graves y derivar en periodontitis. Esta infección destruye el tejido de nuestras encías y dientes, llegando a extenderse por otras partes del cuerpo. En el caso de las embarazas, la periodontitis es especialmente grave porque triplican el riesgo de sufrir un parto prematuro y pueden causar que el bebé nazca con poco peso. Por eso repetimos que es esencial acudir a tu odontólogo ante cualquier síntoma de gingivitis.

La gingivitis también puede dar lugar a granulomas piogénicos, es decir, pequeños bultos benignos en nuestras encías que producen dolor y problemas en el habla o la masticación. Aunque no suponen ningún riesgo para nuestra salud, son muy incómodos y han de eliminarse quirúrgicamente por lo que… ¡mucho ojo a nuestra higiene bucal!

SE TE VA A CAER LA BABA…

… cuando veas a tu bebé y también durante el embarazo. El aumento en los niveles de hormonas también produce un exceso de salivación durante el primer trimestre. No hay de qué preocuparse ya que no tiene otros síntomas y desaparece después de los primeros meses. Es importante que sepas que la salivación puede estar provocada por un aumento de los ácidos gástricos y, por lo tanto, tiene una relación directa con los vómitos y con tu salud estomacal. No dejes de lado el problema si experimentas un aumento excesivo de salivación y nauseas o si el exceso de saliva te produce molestias.

¿Cómo puedo prevenir la salivación? De nuevo, la higiene bucal juega un papel crucial y es importante tener unos dientes, encías y lengua limpios. Además, tienes que intentar mantener la boca activa: así tragaremos más saliva sin darnos cuenta y evitaremos molestias. Para esto, mantente hidratada y e intenta dar pequeños sorbos de agua regularmente (¡con la botella en la mano siempre!). Es importante que, además, no comas en exceso durante las comidas: es mejor repartir las comidas a lo largo del día para evitar un exceso de salivación derivado de comidas copiosas.

Si notas que esto no es suficiente y la saliva te produce incomodidad, prueba a masticar chicle o algún caramelo (¡sin azúcar mejor!) ya que te ayudará a tragar saliva sin esfuerzo. Si nada de esto ayuda… lo mejor es escupir el exceso.

¡NO TE DESGASTES!

Los vómitos del primer trimestre también van a afectar a nuestra salud dentaria. Los ácidos gástricos y el reflujo pueden desgastar nuestro esmalte dental y eso significa que nuestros dientes van a estar más expuestos al ataque bacteriano. Además, la saliva se vuelve más ácida a causa de las hormonas, lo que altera la placa dental. En resumen, cuidado con las caries.

¿Cómo puedo evitar las caries durante el embarazo? Ya te hemos comentado que en esta etapa es esencial que cuides tu higiene bucal a conciencia y que es recomendable utilizar flúor e hilo dental. Recuerda que durante este periodo va a ser más difícil saciarte con tu alimentación habitual, así que ten mucho cuidado con tu dieta: evita carbohidratos y bebidas gaseosas que pueden aumentar y variar tu placa. También es recomendable que realices una limpieza para eliminar placa y sarro que se hayan depositado en tus dientes previamente y visitar al dentista con regularidad durante tu embarazo. Ante cualquier síntoma, no esperes: lo mejor es tratarse cuanto antes para evitar problemas más serios.

VIVE RELAJADA

Durante los últimos tres meses de embarazo es normal notar un incremento de los nervios y del estrés: ¡la vida está a punto de cambiarnos y nuestro cuerpo lo nota! Además de probar unos ejercicios de relajación para mantenernos tranquilas y descansar adecuadamente, es conveniente que eches un vistazo a tu boca. Si sientes dolor mandibular o una mayor sensibilidad dentaria, es posible que estés sufriendo bruxismo. El bruxismo es la práctica involuntaria de apretar la mandíbula y rechinar los dientes, normalmente durante el sueño. Además de ser muy dañino para nuestro esmalte y provocar desplazamientos dentales, el bruxismo provoca mucha tensión muscular que deriva en dolor, tanto mandibulares como de oído o de cabeza. Además, aumenta el estrés al que ya estamos sometidas. Ten especial cuidado si ya sufrías bruxismo antes del embarazo, porque es muy probable que se intensifique durante el último trimestre.

¿Cómo evitar esta práctica? Lo esencial es intentar estar relajada: externamente, prueba con ejercicios de relajación muscular o masajes, especialmente en la zona de carga de la mandíbula y la lengua; internamente, práctica ejercicios de respiración para regular tu sistema nervioso. Importantísimo: ¡Evita el consumo de cafeína y otros estimulantes antes de dormir!

Acude a nuestra consulta para que estudiemos si tu caso requiere el uso de una férula de descarga – un pequeño molde para utilizar durante la noche. Con este evitaremos el desgate dental, pero seguirá siendo importante trabajar la relajación para no cargar los músculos. También es aconsejable hacer revisiones mensuales para detectar cualquier problema dental que pueda estar causando a tiempo.

¿PUEDO SEGUIR RECIBIENDO TRATAMIENTOS DENTALES?

El embarazo no imposibilita el tratamiento de otros problemas dentales como caries o roturas de dientes. Eso sí, durante el primer trimestre solo se realizarán tratamientos de urgencia – si tu salud corre riesgo o el dolor es insoportable – ya que es durante este periodo cuando se forman las estructuras de tu bebé (su sistema nervioso, el corazón…).

Si quieres realizar tratamientos que no sean prioritarios (blanqueamientos, ortodoncia…) te recomendamos que esperes hasta después del parto: estar sentada durante un tiempo prolongado puede resultar molesto, especialmente durante el tercer trimestre, y tu boca puede sufrir cambios durante todo el embarazo que puedan afectar al tratamiento.

Tampoco es recomendable hacer radiografías, ya que todo cuidado es poco. Pero, si tu dentista te pide una, ¡no te asustes! La radiación que se emite durante esta prueba es mínima y, además, no estará enfocada a tu abdomen en ningún momento, por lo que tu bebé no correrá riesgos.

Si tienen que realizarte cualquier tratamiento, no te preocupes por la sedación. El dentista no utilizará óxido nitroso y se regularán otros tipos de anestesia local para que no tenga ningún efecto sobre tu bebé. El segundo trimestre es el momento ideal para realizar cualquier tratamiento con sedación.

EN RESUMEN: durante el embarazo hay que cuidarnos por fuera y por dentro. Para evitar cualquier problema, lo mejor es mantener una higiene bucal adecuada, cuidar nuestra dieta y acudir al dentista para una revisión. ¡Ah! Y que no se te olvide: ¡disfrutar mucho de esta bonita etapa!